Le echamos toda la culpa al ADN y a los genes… ¿o, no?

Le echamos toda la culpa al ADN y a los genes… ¿o, no?

  • De: Βαλεντίνη Κωνσταντινίδου
  • 4 marzo 2016

Esta en mi destino…

“Siempre he tenido kilos de más, soy así”. “Estaba destinado a ser diabético”. “Todos en mi familia tienen hipertensión, y yo también”.

¿Te son familiares estas frases?

¿Tenemos, los humanos, características heredadas de nuestros padres que pueden definir nuestra salud y bienestar a lo largo de toda nuestra vida?

¿Hay algo en nuestro ADN que dicta si vamos a ser obesos, diabéticos, hipertensos, o incluso propensos a signos estéticos de envejecimiento (p. ej. arrugas)?

SI, definitivamente. Si. Lo hay.

Así, nacemos para vivir “bajo la merced” de nuestra predisposición genética y no hay nada que podamos hacer al respecto. Entonces, deberíamos culpar a los genes de todo.

NO, definitivamente NO.

Las enfermedades complejas tienen características especiales

A excepción de las enfermedades genéticas raras, todas las otras enfermedades complejas ocurren por la interacción a largo plazo entre dos características principales:

  1. Predisposición genética (nuestro ADN) y
  2. La influencia medioambiental (nuestras elecciones)

El culpar a los genes de nuestras condiciones actuales (nuestro destino) es lo más fácil y nosotros, los humanos, tenemos una gran tendencia a hacer las cosas que son fáciles. Sin embargo, cuando se trata de salud, deberíamos aprender a reconocer que fácil no es siempre lo que nos mantiene sanos y salvos. Deberíamos empezar a utilizar nuestro “libre albedrío” para cambiar nuestra predisposición genética de una manera beneficiosa. Pero, primero de todo, tenemos que saber. Tenemos que ser conscientes de qué clase de predisposición llevamos en nuestro ADN, de manera que podamos actuar conforme a ello y tomar las decisiones correctas antes de que sea demasiado tarde.

Déjame puntualizar algunos puntos que podrían ser malentendidos.

Nuestro ADN no es nuestro destino.

Nuestro ADN es lo que nos hace únicos y dicta nuestra predisposición genética, pero nuestro ADN no es nuestro destino. Podemos pensar que nuestro ADN es un “lienzo” que nuestros padres nos dieron cuando nacimos. Los colores, el diseño, el dibujo y la conversión real de un lienzo vacío a un cuadro fascinante ¡dependen totalmente de nosotros! Y estas son las decisiones que tenemos que tomar.

Quisiera presentar aquí un par de resultados científicos apasionantes e intentar convencerte del poder que la elección del estilo de vida tiene en nuestro ADN. Entre todas las decisiones diarias que hacemos en nuestro estilo de vida, me centraré en los patrones dietéticos y usaré el ejemplo de la dieta mediterránea.

Nuestros hábitos alimenticios: Nuestra dieta Mediterránea

Allá en 2010, publicamos los primeros resultados de los efectos nutrigenómicos de los polifenoles del aceite de oliva virgen, en el marco de la dieta mediterránea. Hicimos un ensayo en 90 voluntarios sanos y los resultados mostraron una expresión disminuida de los genes relacionados con la aterosclerosis, inflamación y estrés oxidativo, que era concomitante con un descenso en los biomarcadores plasmáticos. Eso significa que la dieta mediterránea no solo podía “hablar” a nuestros genes en el núcleo de las células sino también a otros marcadores circulando en nuestra sangre. Estos efectos beneficiosos se observaron después de haber estado siguiendo 3 meses la dieta mediterránea con aceite de oliva virgen (no con aceite de oliva común). Estos resultados recibieron gran atención por parte de la prensa porque, por primera vez, tuvimos evidencia de que la simple adherencia la dieta tradicional mediterránea podría afectar a cómo trabajan ciertos genes.

Algunos años más tarde, en 2013, los resultados del estudio español PREDIMED mostraron que la adherencia a la dieta mediterránea podría afectar a los valores de glucosa en ayunas y la incidencia de infarto incluso en personas que estaban genéticamente predispuestas a ello. Se esperaba que las personas que tenían la versión “desafortunada” del polimorfismo TCF7L2 (TT) tendrían concentraciones más altas de glucosa en ayunas y mas incidencia de infartos después de 4.5 años de seguimiento. Esto es porque esta versión del polimorfismo (TT) se relaciona con la diabetes tipo II. De manera interesante, los resultados PREDIMED mostraron que esto no ocurrió. Los portadores del “desafortunado” TT podían neutralizar su predisposición genética y comportarse como los “afortunados” (CC) simplemente al seguir una dieta mediterránea tradicional.

Cada día tenemos más y más resultados científicos, en una gran variedad de marcadores genéticos que confirman cómo de poderosas son nuestras elecciones sobre nuestro estilo de vida cuando se trata del control de nuestra predisposición genética. Así, la próxima vez que estés tentado de culpar a tus genes de la tensión alta o del colesterol, piénsalo de nuevo: nuestro ADN no es nuestro destino. El culpabilizar a nuestros genes de nuestra condición actual puede ser la forma más fácil de hacer , pero no siempre es cierto.

Es nuestra elección dejar a los científicos nos muestren como “corregir” nuestra predisposición y como adaptarnos al estilo de vida que queremos y a querer que vuelva nuestra salud.

Dra. Valentini Konstantinidou

De la Dra. Valentini Konstantinidou, RDN, MSc, PhD.

  • Investigadora y Lectora de Nutrigenetica y Nutrigenomica

  • Nutricionista – Dietista (CAT001746)

  • Tecnologa de alimentos

  •  Coach Acreditada (IAPC&M)

  • Fundadora de DNANUTRICOACH®

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